80 Wythe Ave. at N. 11th Williamsburg, Brooklyn, NY 11249
wythehotel.com/
Está situado en el corazón de Brooklyn, y se alza orgulloso junto a la ribera de Williamsburg. El Wythe Hotel, una antigua fábrica de textiles construida en 1901, ha sido meticulosamente reconvertido en un hotel de ocho plantas y 72 habitaciones, y se encuentra en el centro neurálgico de este nuevo barrio de moda de la gran manzana: el núcleo de la cultura hipster. Cuenta, además, con un restaurante de primera categoría, un cine y un bar en la sexta planta con unas vistas impresionantes sobre el skyline más conocido del mundo.
Si te estresa Times Square y el tráfico de taxis amarillos de la Quinta Avenida, y ya conoces los lugares comunes de Nueva York, Williamsburg es tu sitio: es aquí donde se encuentran, en la actualidad, los bohemios, los desinhibidos y las
comunidades artísticas más vanguardistas de la ciudad, herederas de la Generación Beat.
Tradicionalmente, el barrio de Williamsburg era uno pobre y obrero, y creció a lo largo del siglo XIX según se construían almacenes portuarios y astilleros. El
recuerdo de esta época es el que le sigue concediendo su carácter único: no esperes encontrarte grandes avenidas arboladas y edificios coloniales, aquí lo que verás son fábricas y construcciones grises y de ladrillo. De hecho, en la década de los 80, fue uno de los barrios más deprimidos y afectados por el consumo de crack de todo Nueva York. Sin embargo, a lo largo de los 90, y con la subida disparada de los precios de alquiler en Manhattan, comenzó una ola de mudanzas de la gente “alternativa” hacia Williamsburg, que desencadenó un proceso de gentrificación en el barrio, que ha culminado con la llegada de los hipsters.
El barrio ahora se encuentra totalmente saneado, y sus nuevos habitantes han implantado una atmósfera cargada de talento y creatividad. En los últimos años, Williamsburg se ha convertido en un centro artístico y de creación de renombre, no sólo en Nueva York, sino en el mundo entero.
El impresionante diseño del Wythe Hotel no consiste en destacar por encima de todo lo demás, sino en ajustarse a la realidad y mantener los pies en la tierra. El diseño del hotel aprovecha la construcción original, y también la del entorno del área industrial circundante, y ha resaltado las características originales de la fábrica, como sus techos de madera, sus paredes de ladrillos descubiertos, sus columnas de acero y sus impresionantes arcos. Este antiguo edificio ha sido transformado, con mucho cuidado y cariño, para convertirse en un referente en el barrio, manteniendo un sentido histórico en lo que es, al fin y al cabo, un diseño moderno y de última tendencia.
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