jueves, 16 de enero de 2014

Het Arresthuis Hotel


Pollartstraat 7 - 6041 GC Roermond
Holanda

http://www.hetarresthuis.nl/en


La curiosidad del género humano no tiene límites y el deseo de probar nuevas sensaciones abre camino a soluciones imaginativas y a veces inesperadas.

Un hotel ha abierto hace poco tiempo en una cárcel. Tal como suena. Por
supuesto, la cárcel cerró y no quedan presos en ella. Y para marcar distancias y evitar malas sensaciones lo que la ha sustituido apunta al lujo y a la sofisticación. Hablamos de un hotel boutique que ha recuperado un edificio de la segunda mitad del XIX y que ha
mantenido buena parte de la estructura interior para que los clientes no pierdan la sensación insólita de vivir en lo que fueron unos calabozos. Unos calabozos que bien hubieran querido los antiguos presos porque las celdas que sirven hoy de habitaciones han ampliado por mucho su antigua superficie y se han dotado de todas las comodidades.

Quien entra en el hotel no es para cumplir ninguna pena sino todo lo contrario. Pero los promotores de la iniciativa adivinan que los nuevos clientes tampoco quieren perderse las sensaciones que derivan de la tortuosa historia del lugar. Por ello han mantenido en el acceso a
las habitaciones y en los lugares comunes los elementos que recrean el escenario insólito de una prisión y han jugado con efectos de luz tan teatrales como modernos para modular el ambiente y convertirlo en algo distinto, que es de lo que se trata.

Un espacio exterior ajardinado ocupa el antiguo patio de la cárcel para que los clientes puedan tomar el aire y un gin tónic si les apetece. Y un excelente restaurante añade motivos adicionales de goce a tan insólita iniciativa. Quien quiera ir a la cárcel pero pagando tiene ahora la oportunidad. No debe más que hacer su reserva.

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